Hoy he despertado y he abierto los ojos más que de costumbre, como si una venda se hubiera caído. Las mismas estrellas que un día nos vieron querernos me ven hoy a mí olvidarte.
Acabas de cerrar la puerta y te has llevado contigo mi inspiración. Adiós a esas promesas que no valen nada, que caen en saco roto. Adiós a los “quizás” y “puede que”. Tiraste a ganar y perdiste la batalla, o quizás perdí yo, quién sabe, todo depende del ángulo desde el que se mire.
¿No os ha pasado nunca que en una fecha señalada, como un cumpleaños, os han regalado una prenda de vestir que no os identificaba en absoluto? Unos zapatos, por ejemplo, con los que no os sentís cómodos. No queréis poner mala cara, al fin y al cabo la intención dicen que es lo que cuenta, pero por más que lo intentas, lo combinas de mil y una maneras posibles, pero te sigues mirando al espejo y notas que algo falla. El zapato y vosotros sois incompatibles se mire como se mire. Ese mismo sentimiento nos puede pasar con las personas en sus distintas versiones: amigos, parejas, compañeros de trabajo…
No se pueden forzar los sentimientos, esa es una gran verdad. Por más que desees con todas tus fuerzas que las cosas vayan sobre ruedas, que un buen día despiertes y sientas que todo sucede tal y como debería suceder, si no hay ese punto de conexión es imposible. No, ese zapato sigue sin quedarte bien. Al final sabes que, antes o después, terminará, en el mejor de los casos, desterrado al fondo del armario si no le depara un futuro peor y termina en la basura.
Las personas entran y salen. Que alguien que quieras que encaje perfectamente contigo no lo haga no es una derrota. Está bien creer en los improbables, pero cuando vemos que estamos ante un imposible yo soy de las que opta por matar a la esperanza. No va a ser más improbable por más que lo mire desde ángulos que no existen. Ya llegará ese zapato negro de tacón que combinará siempre en toda ocasión, con el que te sentirás cómoda y al que cuidarás siempre para que nunca se estropee. El día que menos te lo esperes entrarás en la tienda y allí estará, esperándote.