miércoles, 18 de agosto de 2010

Almas gemelas


Hace meses, viendo uno de mis episodios favoritos de Sexo en Nueva York, se quedó rondando por mi cabeza una de las reflexiones de Carrie. Hoy, que pudiera parecer que es un día más de un mes de agosto que parece no terminar, ha regresado a mi cabeza en forma de ecuación resuelta.

Almas gemelas. Refleja la creencia de que en alguna parte del mundo existe alguien hecho a tu medida y que posee la llave que abre tu corazón. Se supone que todo lo que hay que hacer es emprender una búsqueda que, en algunos casos, parece no tener fin. De hecho, el mundo es un lugar lo suficientemente grande para que una se canse de buscar. ¿Quién te asegura que a tu alma gemela no le hayan robado la llave de tu corazón? O, simplemente, que crea haber encontrado su propia alma gemela. ¿Le vas a explicar que no está en lo cierto? Y, además, puede que, como dice Carrie, creas que es tu alma gemela y termine por resultar un concursante más de ese juego del “fueron felices para siempre”.

Carrie se hace mayor, cumple años y, con todo el dolor de su corazón, no tiene al lado a un hombre al que pueda llamar alma gemela. Se siente sola, vacía. Lo gracioso del episodio llega cuando Charlotte resuelve un enigma que nos trae por el camino de la amargura a más de una y de dos “mujeres desesperadas”: las almas gemelas no tienen que venir de la mano de una relación de pareja, hay otro tipo de almas gemelas, como ellas cuatro.

Hoy, como habréis comprobado ya, he vuelto a ver el episodio y me he dado cuenta de que deseo con todas mis fuerzas volver a mi pisito de Madrid porque estaré volviendo a mi casa. Puede parecer una locura, pero cuando una tiene hecha ya su vida lejos del nido, no hay nada como esa sensación de volver a la rutina. Si a eso le sumamos el que viva con dos pequeñas almas gemelas, la combinación resulta perfecta.

Porque necesito mi casa para sentirme plena. Porque necesito tu espontaneidad y lo desenfadada que eres para provocarme sonrisas. Porque necesito tu sensatez y comprensión para sentirme segura. Porque vosotras formáis parte de mi casa y, desde luego, de mi segunda familia.

Y todo esto, ¿a qué viene? Viene a que en numerosas ocasiones me planteo la duda existencial de si, en algún lugar del mundo, me estará esperando mi alma gemela. ¡Qué locura! Ya las tengo, me rodean. Además, como me decía el otro día otra pequeña alma gemela en forma de amigo: “¡Por favor! Soy joven, ¿quién quiere complicarse la vida con algo estable? Quiero drama. ¡Dame drama!”

Esa es la conclusión. Ya tengo almas gemelas a mi alrededor. En las próximas semanas haré veintiún años, ¿quién quiere seriedad? Soy joven, ¡dame drama!

lunes, 9 de agosto de 2010

Por un tiempo en el que parecíamos eternos

Aquí, sentada, una noche cualquiera, una conversación más y, sin darme apenas cuenta, soy consciente del paso del tiempo. Un simple vistazo a mensajes en el móvil de años anteriores te hacen volar a una realidad pasada que es más lejana de lo que a simple vista parece. Es entonces cuando corro en busca de fotografías que me ayuden a visualizar aquellos momentos. Parecíamos felices, despreocupados por lo que nos tendría preparado la vida en los años que estaban por venir.

Es entonces cuando la evidencia me vence por completo, y es que te siento tan cerca y a la vez tan lejos… Hemos ido construyendo nuestras vidas con sacrificio, dejando algunas cosas en el camino que no nos hacían bien y de las que nos ha costado desprendernos. Dime, si me miras ahora, ¿a quién ves? Es esto en lo que esperabas que me convirtiera, siempre lo dijiste y, de alguna forma, te lo debo también a ti. Muchas personas han pasado por mi vida, algunas de ellas dejaron de caminar por mi mismo sendero, pero tu sigues ahí, caminando conmigo, desde la distancia, pero, al fin y al cabo, nuestra distancia.

Echo la vista atrás y me mareo al contar años. ¿En qué momento perdí la noción del tiempo? Nunca me planteé que no estuvieras en mi vida y tampoco hizo falta, estabas ahí. Ahora tampoco haría falta, sigues ahí. Pero algo ha cambiado. Quizás es esta nueva etapa en la que nos alejan más cosas de las que nos acercan. No me importa, sabes que siempre he sido guerrera e inconformista. ¿El destino se empeña en separarnos? ¡Al cuerno con el destino! Siempre serás parte de mi porque has contribuido a crear lo que soy a día de hoy.

2020, ¿recuerdas? Será un juego de tontos, ¡pero es nuestro juego! ¿Capaz o incapaz?